Cirugía de catarata para recobrar la vista
En solo 8 minutos usted podrá recobrar la vista

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La pérdida progresiva de visión por cataratas no debe asumirse como una consecuencia inevitable del envejecimiento. La tecnología actual permite recobrar la agudeza visual mediante procedimientos seguros y mínimamente invasivos. Acudir a una clínica de ojos especializada es esencial, ya que el diagnóstico preciso y la planificación quirúrgica individualizada son determinantes para el éxito de la intervención. No todas las cataratas requieren el mismo enfoque, y una evaluación oftalmológica completa es el primer paso para restaurar la calidad visual perdida.

Qué son las cataratas y cómo afectan la visión

Las cataratas consisten en la opacificación progresiva del cristalino, parte fundamental del ojo humano, una lente natural del ojo responsable del enfoque. Esta opacidad interfiere con el paso de la luz hacia la retina, provocando visión borrosa, halos, sensibilidad a la luz y dificultad para leer o conducir. Aunque su aparición es más frecuente en mayores de 60 años, también puede producirse en personas jóvenes por causas traumáticas, metabólicas o congénitas. La evaluación con lámpara de hendidura permite determinar el grado de opacidad y la indicación quirúrgica.

Indicaciones clínicas para la cirugía de catarata

La operación de cataratas está indicada cuando la catarata interfiere significativamente en las actividades diarias. No se trata únicamente de un criterio de agudeza visual, sino de funcionalidad visual. Pacientes que experimentan pérdida de contraste, encandilamiento nocturno o reducción del campo visual pueden ser candidatos, incluso si su visión lejana corregida aún parece aceptable. También se indica en cataratas hipermaduras, con riesgo de complicaciones, o cuando se planean otras cirugías intraoculares como el implante de lentes fáquicas o cirugía de glaucoma.

Técnicas quirúrgicas actuales: precisión y seguridad

La técnica más utilizada hoy es la facoemulsificación por ultrasonido, que permite extraer el cristalino opacificado a través de una microincisión de aproximadamente 2 mm. Esta técnica minimiza el trauma ocular, reduce el tiempo de recuperación y permite una rápida rehabilitación visual. En casos seleccionados, especialmente con lentes premium o en ojos complejos, puede utilizarse cirugía asistida por láser femtosegundo, que automatiza cortes y fragmentación del cristalino con mayor precisión. Ambos métodos se realizan bajo anestesia tópica y de forma ambulatoria.

Tipos de lentes intraoculares: más allá de ver claro

Tras la extracción de la catarata, se implanta una lente intraocular (LIO) que reemplaza el cristalino. Existen diferentes tipos:

  • Monofocales: corrigen la visión lejana, pero requieren gafas para lectura.

  • Multifocales o trifocales: permiten enfoque a varias distancias, reduciendo la dependencia de gafas.

  • Tóricas: diseñadas para corregir astigmatismo corneal.

  • EDOF (extended depth of focus): proporcionan visión intermedia y lejana con buena calidad visual.

La elección de la lente depende del estilo de vida, estado refractivo previo y características anatómicas del ojo. Un análisis biométrico preciso es fundamental para seleccionar la LIO más adecuada.

Resultados visuales y tasas de éxito

La cirugía de catarata es uno de los procedimientos más exitosos de la oftalmología moderna, con tasas de recuperación visual superiores al 95% en casos sin comorbilidades. La agudeza visual puede mejorar de forma inmediata o progresiva durante los primeros días postoperatorios. Es frecuente que pacientes que llevaban años con visión borrosa recuperen la nitidez, los colores y la independencia visual en pocas semanas. La precisión del cálculo de lente y la ausencia de enfermedades retinianas o corneales son factores determinantes en el pronóstico visual.

Complicaciones posibles: identificación y manejo

Aunque el procedimiento es seguro, pueden presentarse complicaciones, especialmente si la cirugía se realiza en fases avanzadas de la catarata. Algunas de las más frecuentes incluyen:

  • Opacidad de cápsula posterior (tratada con láser YAG)

  • Edema macular cistoide

  • Descompensación corneal

  • Infección intraocular (endoftalmitis, muy poco frecuente)

  • Desplazamiento de la lente intraocular

El seguimiento posoperatorio es crucial para detectar cualquier anomalía a tiempo. Por eso se recomienda asistir a controles en las primeras 24-48 horas y posteriormente según indique el especialista.

Factores que afectan el resultado final

No todos los ojos responden igual a la cirugía. Existen factores que pueden limitar el beneficio visual a pesar de una técnica quirúrgica correcta, como:

  • Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)

  • Glaucoma avanzado

  • Opacidades corneales o distrofias

  • Alteraciones en el nervio óptico

  • Errores refractivos previos no corregidos

Una exploración completa antes de la cirugía es determinante para establecer expectativas realistas con el paciente y anticipar posibles limitaciones funcionales.

La importancia del control oftalmológico postoperatorio

Después de la cirugía, es necesario realizar controles oftalmológicos para verificar la correcta posición de la lente, controlar la inflamación, ajustar medicación tópica y monitorizar la evolución visual. La mayoría de pacientes retoma su actividad habitual en 48 a 72 horas, pero deben evitar exposición al agua, frotarse los ojos o levantar peso durante las primeras semanas. En algunos casos, puede requerirse una corrección óptica final (lentes) pasados 30 a 45 días para afinar el enfoque.

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