La salud cervical es una prioridad en la prevención del cáncer ginecológico. Las lesiones de cuello uterino representan alteraciones celulares que, si no se detectan y tratan a tiempo, pueden evolucionar hacia un cáncer cervical invasivo. Una de las técnicas más efectivas para tratar estas lesiones precancerosas es la crioterapia cervical, un procedimiento ambulatorio, mínimamente invasivo y altamente eficaz. Este método, recomendado por la OMS, destruye el tejido anormal mediante la congelación con gases como óxido nitroso o dióxido de carbono, eliminando células dañinas sin necesidad de cirugía mayor.
¿Qué son las lesiones de cuello uterino?
Las lesiones cervicales son alteraciones en el epitelio del cuello uterino, generalmente causadas por una infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH). Se clasifican como de bajo o alto grado (NIC 1, NIC 2, NIC 3), dependiendo de la profundidad de las células alteradas. Estas lesiones pueden detectarse mediante citología (Papanicolaou), colposcopia o pruebas de VPH de alto riesgo.
Causas principales de las lesiones cervicales
El VPH es la causa primaria de las lesiones intraepiteliales escamosas. Sin embargo, hay factores que favorecen su persistencia y progresión del cáncer de cuello uterino:
Inmunosupresión (por VIH o tratamientos inmunosupresores)
Tabaquismo
Inicio precoz de relaciones sexuales
Múltiples parejas sexuales
No realizar controles ginecológicos regulares
Estas condiciones aumentan el riesgo de que una lesión leve evolucione a una displasia grave o carcinoma in situ.
Clasificación de las lesiones: NIC y carcinoma
Las lesiones precancerosas se agrupan en tres niveles:
NIC 1 (neoplasia intraepitelial cervical de bajo grado): afecta la parte más superficial del epitelio.
NIC 2: involucra dos tercios del grosor del epitelio.
NIC 3: abarca la totalidad del epitelio, incluyendo el carcinoma in situ.
El tratamiento dependerá del tipo de lesión, la edad de la paciente y si desea preservar la fertilidad.
Crioterapia cervical: principios y aplicación clínica
La crioterapia cervical uterina consiste en aplicar frío extremo directamente sobre la zona afectada del cuello uterino mediante una sonda metálica conectada a una fuente de gas criógeno. Se utiliza principalmente para lesiones NIC 1 y NIC 2, siempre que la lesión sea visible en su totalidad y no haya sospecha de invasión.
El procedimiento dura entre 10 y 15 minutos, no requiere anestesia general y puede realizarse en consulta. Durante la aplicación, el tejido anormal se congela y luego se necrosa, lo que permite que células nuevas y sanas regeneren el área en semanas.
Ventajas de la crioterapia frente a otros tratamientos
Frente a métodos como la escisión electroquirúrgica (LEEP) o la conización, la crioterapia ofrece beneficios concretos:
No requiere hospitalización
Coste relativamente bajo
Menor riesgo de sangrado o infección
Preserva la estructura del cuello uterino
Compatible con mujeres en edad fértil
Aunque no permite biopsia, su alta tasa de éxito en lesiones bien delimitadas y su bajo nivel de complicaciones la convierten en una opción ideal en entornos con pocos recursos.
Seguimiento post-tratamiento y control de recaídas
Después de la crioterapia, se recomienda evitar relaciones sexuales, tampones y duchas vaginales durante al menos cuatro semanas. La secreción acuosa es habitual durante los primeros días.
El control se realiza mediante citología o prueba de VPH a los 6 y 12 meses. Si no hay signos de persistencia, se retorna al programa de cribado habitual. Si persisten lesiones, puede valorarse un tratamiento más invasivo.
Casos donde no está indicada la crioterapia
No todas las pacientes son candidatas a crioterapia. Se desaconseja cuando:
La lesión se extiende dentro del canal endocervical y no es completamente visible
Existen dudas de invasión o carcinoma
Hay infección activa o sangrado excesivo
Se ha realizado una biopsia con hallazgos discordantes
En estos casos, se requiere valoración por colposcopia avanzada o escisión diagnóstica.
Avances en programas de cribado y acceso al tratamiento
La combinación de pruebas de VPH de alta sensibilidad con tratamientos como la crioterapia ha permitido reducir significativamente la mortalidad por cáncer cervical en países con programas de tamizaje activo. Integrar el diagnóstico temprano con tratamientos ambulatorios eficaces es clave para frenar la progresión de lesiones cervicales.
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