Trabajar desde casa puede parecer cómodo en teoría, pero en la práctica supone una serie de retos psicológicos y organizativos que pueden afectar tanto el rendimiento como el bienestar emocional. Según especialistas del centro psicológico en Lima, Psicoconsejería, muchas personas presentan síntomas de ansiedad, desmotivación o fatiga mental por no establecer límites adecuados entre la vida personal y laboral. Por eso, implementar ciertos hábitos es clave para mantener la productividad sin comprometer la salud mental.
1. Establece una rutina fija (y respétala)
Una de las principales ventajas del trabajo remoto es la flexibilidad horaria. Sin embargo, cuando no existe una estructura definida, se pierde la noción del tiempo y el cuerpo entra en un estado de alerta constante. Definir una hora de inicio, pausas programadas y un cierre del día ayuda a tu cerebro a reconocer los ciclos de trabajo y descanso. El uso de alarmas, calendarios digitales y bloques de tiempo puede marcar una diferencia significativa en la concentración.
2. Crea un espacio de trabajo libre de distracciones
Trabajar en el sofá, la cama o la mesa del comedor puede parecer inofensivo, pero a mediano plazo afecta la postura, la concentración y la separación mental entre trabajo y hogar. Es fundamental acondicionar un rincón específico para trabajar, con buena iluminación, una silla ergonómica y mínima interferencia sonora. Este espacio debe ser exclusivo para actividades laborales, lo que favorece la activación cerebral cuando estás en modo trabajo y facilita la desconexión cuando termina la jornada.
3. Respeta las pausas como parte del trabajo
Tomar pausas no es perder el tiempo, es una estrategia de sostenibilidad cognitiva. Cada 90 minutos, el cerebro necesita cambiar de foco para mantener un nivel óptimo de procesamiento. Levántate, camina, respira profundamente o realiza estiramientos. Incluso pausas activas de cinco minutos mejoran la circulación, la oxigenación cerebral y la regulación emocional. Ignorar estas señales puede conducir al agotamiento mental, al síndrome de burnout o a cuadros de ansiedad funcional.
4. Mantén contacto con tu equipo de forma regular
Uno de los riesgos del teletrabajo es el aislamiento progresivo. Aunque no se compartan espacios físicos, mantener una comunicación constante con compañeros y superiores evita la desconexión emocional y mejora la coordinación. Las videollamadas breves, los canales de mensajería y las reuniones de seguimiento deben mantenerse como rutina. La interacción humana es un factor protector frente a la fatiga emocional, especialmente en trabajos solitarios o bajo alta presión.
5. Aprende a desconectarte al final del día
Cerrar la computadora no siempre significa desconectar mentalmente. Para lograrlo, es necesario tener rituales que marquen el fin de la jornada: cambiarte de ropa, salir a caminar, hacer ejercicio o simplemente preparar una cena sin pantallas. Si después de apagar el equipo sigues revisando correos o pensando en pendientes, el cerebro nunca entra en modo recuperación. Esta hiperactividad prolongada es una de las principales causas de insomnio asociado al teletrabajo.